Hoy publicamos el primero de cuatro post sobre la experiencia internacional de alumnos de nuestra Escuela. Rocío Gamero, Ernesto Ubieto y Alberto Fernández nos van a contar como han vivido su año Erasmus en diferentes universidades europeas, cómo se han adaptado al día a día y que se traen de vuelta en su maleta vital.
Ciudades tan diferentes como Freising (Múnich) en Alemania, Luleå en Suecia o Lovaina en Bélgica, y la visión de cada uno de ellos.
Empezamos con Ernesto Ubieto, que nos cuenta cómo se vive y se estudia en una ciudad de clima subártico, localizada en la península de Svartöstaden, en la costa oeste del norte de Suecia, Luleå.
Las bases de la economía de Luleå son una mezcla de industria, investigación, educación, comercio y servicios. Los diversos programas y cursos de la Universidad Técnica de Luleå (Luleå Tekniska Universitet) han atraído en estos últimos años a numerosas compañías multinacionales, que instalan sus oficinas cerca de la facultad, así como a estudiantes de todas partes del mundo que acuden bajo el programa Erasmus a estudiar a la ciudad.
¿Qué piensas del programa Erasmus en general, más allá de lo puramente académico?
Creo que el programa Erasmus es una iniciativa muy enriquecedora, que está creando toda una generación (los inicios del programa fueron en 1987) de estudiantes que ven Europa como algo más común. Participar en el programa supone que durante, por lo menos, seis meses sales de tu entorno, conoces gente del resto del mundo y te habitúas a una cultura que es diferente a la tuya.
Aparte del punto de vista cultural, el programa Erasmus fomenta la movilidad de estudiantes dentro de la unión, promoviendo que al terminar los estudios se tenga una mayor predisposición a cambiar de país para trabajar. A la hora de tomar la decisión de trabajar fuera de España, creo que será más fácil para aquellos que antes hayan tenido una experiencia en el extranjero.
En lo personal creo que es una experiencia muy valiosa, ya que ayuda a mejorar la capacidad de desenvolverse en entornos que no nos son conocidos, adaptar nuestra forma de trabajo así como nuestros hábitos de convivencia. Conocer personas de otras culturas te hace darte cuenta de que no todas nuestras costumbres son correctas, o por lo menos que no son la única forma de hacer las cosas. Solo conociéndolas puedes llegar a ser crítico contigo mismo y plantearte mejorar.
Además, en España el gran número de universidades hace que muchos estudiantes puedan realizar sus carreras sin cambiar de ciudad. Por lo que en muchos casos, la experiencia también sirve para madurar como persona aprendiendo a tener más independencia.
¿Por qué decidiste marcharte de Erasmus?
Siempre había tenido ganas de irme a estudiar fuera, pero creo que fue un año en Induforum (la feria de empleo que se organiza en la Escuela) cuando decidí que iba a ser sí o sí. Recuerdo estar preguntando por prácticas y había una empresa que solo cogía el CV a aquellos estudiantes que se habían ido de Erasmus. A partir de ese momento las ganas se transformaron casi en necesidad.
Por tanto se juntaron tres factores. Lo primero, que a mí me apetecía salir un año de España y hacer algo completamente diferente. Después, que la situación académica en la que estaba era buena para irme y la Escuela daba muchas facilidades para irnos fuera. Y lo último, que además de ser una experiencia positiva para mí, iba a estar reconocida en un futuro cuando buscara trabajo.
¿Se cumplieron tus expectativas con el idioma?
Si bien no he aprendí prácticamente sueco, utilizamos el inglés para todo y en todo momento. Cuando llegué, todos los estudiantes de intercambio realizamos un curso de iniciación al Sueco, pero en mi caso no continué los estudios durante el resto del curso. Todas las clases las dábamos en inglés, y casi el 100% de la población hablaba un inglés suficiente para mantener una conversación.
¿Te has relacionado mucho con estudiantes de intercambio o has conseguido meterte más en la cultura local?
En mi caso fue más fácil integrarse con otros estudiantes de intercambio antes de que con otros estudiantes suecos. Todos los Erasmus que estábamos en Lulea vivíamos juntos, y teníamos intereses parecidos, por lo que fue muy fácil relacionarse con ellos. Además, como se puede ver en la foto, en los “corridors” teníamos salones enormes, y las cenas multiculturales era lo más normal del fin de semana.
La segunda parte del curso me dediqué a realizar el proyecto de fin de carrera, y durante este tiempo sí que tuve que tratar con muchas más personas que trabajaban en la universidad y la industria local.
¿Cuáles han sido las mayores dificultades?
En mi caso no ha habido grandes dificultades. El típico momento crítico del Erasmus es la llegada, pero en el caso de los estudiantes que íbamos a Lulea todo fue muy sencillo. Un grupo de alumnos de la universidad formaban el LURC (http://www.lurc.se/), que es el comité de recepción de la universidad, se encargaron de irnos a buscar, darnos la información básica, una tarjeta de teléfono, y además nos buscaban alojamiento. Después, a lo largo del curso, el LURC organizaba cenas, fiestas, viajes y actividades culturales.
Otro punto complicado suele ser la adaptación a la Universidad, más complicada cuanta mayor desorganización y menor información disponible hay. En Lulea, y en general en las universidades suecas, el grado de organización y de facilidad de encontrar la información en la web está muy bien. Antes de irte puedes ver una ficha que describe la asignatura, los contenidos y el método de evaluación (http://www.ltu.se/edu/Exchange-Studies/exchangesearch?l=en).
Al final, lo que se puede considerar como lo peor del año ha sido la distancia con todos tus familiares y amigos. Sobre todo el hecho de que no poder estar en los momentos importantes. Aunque al final, cuando vuelves, el reencuentro es genial.
¿Qué es lo más positivo de la nueva cultura que has conocido?
La cultura de los países nórdicos es ejemplar en muchos aspectos. Es una cultura mucho más cívica, donde lo que es común tiene un valor mucho más importante. Además, la responsabilidad y seriedad de la gente llega a ser chocante, sobre todo para lo que estamos acostumbrados en el sur de Europa. Como ejemplo, las situaciones que se dan en los exámenes, donde se puede salir normalmente del aula, para ir al baño o tomar un vaso de agua o café.
A parte de la personalidad y el comportamiento de las personas, en Suecia hay una cultura especial por el invierno y la nieve. En el caso de Lulea, es una ciudad completamente preparada para seguir con su funcionamiento normal a temperaturas extremas que llegan a -40ºC y a estar cubierta por un metro de nieve durante todo el invierno. La foto de abajo es el camino que llevaba desde la Universidad a las casas de los Erasmus.
Lo curioso es que todo el mundo que vive ahí lo disfruta y toda la vida gira respecto a esta situación. En invierno se hacen pistas de hielo sobre los lagos por donde llegan a circular coches. El hockey sobre hielo es el deporte más importante. Se abre una pista de esquí en mitad de la ciudad. Se sacan los trineos y las motos de nieve y hay una semana (Winter holidays) donde casi todo el mundo se va a esquiar.
Además, en la universidad, se celebra el campeonato nacional de YUKIGASSEN (una batalla de bolas de nieve por equipos). En la foto la mascota del campeonato y un link a un video de youtube: 4
Pero bueno, aunque parezca demasiado frio, luego no se nota tanto. Es necesario comprarse un abrigo “bueno” y unas buenas botas de piel con forro. Bien vestido se puede aguantar perfectamente las condiciones, y es una experiencia única. El día de la foto estábamos a -25ºC, paseando por la zona del lago que estaba completamente helado:
¿Qué rincón de la ciudad te ha enamorado?
La verdad es que Lulea era una ciudad muy pequeñita, con no muchos bares, tiendas o parques. Lo que enamoraba de la ciudad es que estaba completamente inmersa en la propia naturaleza. Vivíamos y hacíamos casi todo rodeados por bosques y lagos. Creo que eso es lo mejor de la ciudad.
La foto del principio es de uno de los lagos que había por la ciudad. Con un poco de arena, se había hecho una especie de playa artificial y los días de sol estaban geniales para hacer barbacoas.
Y bueno, si hubiera que elegir un sitio concreto, creo que yo y casi todos los erasmus que hemos pasado por Lulea nos quedaríamos con el STUK. El STUK es una especie de bar en la universidad que esta dirigido por las Student Unions (Delegaciones de Alumnos). Disponen de toda la planta baja de un edificio de la universidad. Durante el día dan café, refrescos o cervezas. Al medio día sirven comidas (las más baratas de la universidad) y por las noches hacen de discoteca. Al final, era el sitio donde más se quedaba y donde más cosas se hacían.
Siguiendo la tradición de la Escuela, el día que presentas el proyecto hay que invitar a los que vienen a verte, abajo en el STUK con unos cuantos erasmus:
¿Te gustaría vivir fuera de España?
Bueno, quizás a largo plazo preferiría estar en España, pero ahora sí que me apetece intentar salir fuera un tiempo más. Ya no es solo por el trabajo, sino por la oportunidad de vivir experiencias diferentes. Creo que el momento de salir puede ser ahora y no dentro de unos años.
¿En qué has notado más el cambio al volver?
Para mí este ha sido el primer año viviendo por mi cuenta, y lo que más he notado al volver es lo diferente que es vivir con tus padres a vivir solo. Con ellos estoy muy cómodo, pero ahora quiero intentar poder volver a vivir por mi cuenta.
¿Qué ha cambiado en ti la experiencia Erasmus?
Creo que la confianza en saber que puedo desarrollarme fuera de España y las ganas que tengo ahora de salir a trabajar fuera.
¿Qué ventajas destacarías de Erasmus desde el punto de vista académico?
En mi caso estoy contento porque realizando mi 5º en Lulea he podido especializarme dentro del campo de la ingeniería energética, algo que no podría haber hecho si me hubiera quedado en la Escuela.
Por otra parte, la metodología de las clases ha sido mucho más práctica. Mucho trabajo en equipo, presentaciones y proyectos. Quizás abarcando menos temas que los que se habrían dado en España, pero en más profundidad y fomentando la búsqueda de información por parte del alumno.
Dime tres cosas que nuestra universidad podría importar de la universidad en la que has estado.
Sé que es una pequeñez, pero una de las cosas que más me ha impactado fue que en los exámenes siempre te dieran un mínimo de 4 horas. Se podían terminar en una hora y media, pero el hecho de poder preocuparte solo por escribir y no por el tiempo me pareció una ventaja fundamental.
En instalaciones me quedaría con la biblioteca, su cantidad de puestos informáticos y salas polivalentes. Además todo se podía hacer a través de internet, reservar aulas, libros o artículos científicos. Aquí os dejo un video donde se ven la mayoría de las instalaciones de la universidad: el típico apartamento, la biblioteca, el gimnasio y el STUK.
Y por último, me quedaría con el sistema de evaluación del profesorado. La mayoría de los profesores empezaban el curso repasando los resultados obtenidos el año pasado y explicando los cambios que se habían introducido.
¿Y exportar?
Desde el punto de vista técnico, estoy prácticamente seguro de que trabajamos mucho más las matemáticas que en muchas otras universidades. Esa capacidad de abstracción y análisis, hace que nos sea fácil aprender rápidamente sobre campos en los que no estábamos especializados.
En Suecia reciben una formación mucho más especializada y menos generalista que nosotros. Los planes de estudios que tenemos son extensos y exigentes, pero hacen que tanto ingenieros industriales como químicos tengamos una visión muy amplia de muchas ramas de la ingeniería, lo que nos facilitará poder trabajar en sectores muy diferentes.