Berenguela Monforte
Unidad de Psicoterapia y Formación
Queridos/as compañeros/as y alumnos/as,
Os hago llegar esta reflexión que he redactado durante estos días para todos/as vosotros/as. Confío puedan seros de utilidad.
Cómo cuidar nuestra salud emocional ante el coronavirus
Nos encontramos con una situación a la que no nos habíamos enfrentado nunca. El escenario actual, desde la declaración del Estado de Alarma, nos obliga a vivir una experiencia de confinamiento en nuestros hogares, en la que no vamos a poder mantener nuestro estilo de vida, nuestros movimientos se van a ver limitados, debemos vivir con el peso de la incertidumbre, vamos a pasar más tiempo con nuestros familiares y/o más tiempo aislados socialmente. Todo ello va a tener consecuencias en nuestro mundo emocional y es importante que no sólo nos defendamos del coronavirus sino también de sus efectos colaterales, como es nuestra salud mental. Por ello, desde la Unidad de Psicoterapia y Formación de la Escuela, querría compartir estas reflexiones y ofreceros así estrategias de apoyo para estos difíciles momentos para todo/as.
Es cierto que partimos de un suceso sin precedentes para nosotros/as, pero la decisión que nos toca tomar no difiere de otras vivencias en las que podíamos tomar dos caminos: quedarme atrapado/a y paralizado/a en la angustia o hacer frente, aprender y sacar lo mejor de los acontecimientos que sumamos en nuestra vida. Yo te invito a inclinarte por la segunda opción y, además, voy a sugerirte cómo poder llevarlo acabo. He querido que sean tres “S”s las claves para trabajar tu fortaleza psíquica estas semanas.
Hace unas horas estaba en la terraza de mi casa con mi familia dando un gran aplauso a todos los profesionales, y en especial a los sanitarios, por su esfuerzo y entrega que nos permitirán vivir y sobrevivir estas semanas. Y escojo adrede el verbo “vivir” porque es precisamente la llegada del thanatos – junto a otros tantos temores fantaseados y/o reales – la que ha disparado un cóctel de sentimientos en la población española y mundial. Es ese tabú de nuestra sociedad que va tan ligado a un elemento fundamental del miedo y la ansiedad que es la incertidumbre. Es el momento de lidiar con esas dudas, con ese “qué pasará” y “a quién le pasará”. Y sin duda, eso no es sencillo: el ser humano tiene grandes dificultades para nadar en el océano de lo incierto, de lo que no puede controlar.
Y en torno a esta primera idea querría daros una primera píldora: aprendamos a mirar con serenidad. Los psicólogos somos grandes amantes de los diccionarios etimológicos y de sinónimos. Serenare significa despejar las nubes del alma, dejar reposar. Os propongo un objetivo: evitar la sobreinformación. Este constante ruido mental (las noticias televisivas monotemáticas, las conversaciones telefónicas, los WhatsApp sin pausa…), sumado a la falta de rigurosidad y veracidad en algunas de estas informaciones, dispara nuestros niveles de ansiedad y nos sobre activa. Infórmate una o dos veces al día a lo sumo. Y recuerda que la información con mayor consenso por parte de los profesionales hasta el momento es: alrededor del 80% de las personas infectadas presentan síntomas leves y esto es una muy buena noticia. Cuando aparezcan pensamientos negativos y de preocupación, cuando estés rumiando posibles situaciones futuras, recuerda que eso sólo te ayuda a entrar en bucle y a empeorar tu estado y bienestar mental. En esos momentos, es importante que ocupes tu tiempo en actividades que no estén relacionadas conesto.
Ante esta cuarentena impuesta, necesitamos planificar una rutina diaria. Obviamente tu día a día durante un tiempo va a sufrir cambios.
Salimos de nuestra zona de confort, de lo conocido y pasamos a un decorado totalmente diferente: nuestras actividades laborales/académicas se modifican, aumenta el número de horas en casa, la convivencia familiar es más prologada, aparece el cuidado de hijos menores por el cierre de los colegios…Sin duda este cambio de hábitos viene a menudo acompañado de irritabilidad, nervios, desánimo y cansancio.Y respecto a esto, te animo a buscar el sentido a lo que decidas hacer durante tantas o escasas horas (según como se mire). Deshecha tareas que simplemente te entretengan. Aprovecha para hacer cosas pendientes, actividades que hacía tiempo que deseabas hacer. Organiza el tiempo que vas a ocupar en tus labores profesionales y/o académicas y tu tiempo de ocio. Mantén unos hábitos de sueño y alimentación regulares y saludables. Lleva a cabo actividad física dentro de tus posibilidades. Escucha música, lee, mira películas… Descubre y experimenta actividades nuevas. Pueden aparecer más discusiones familiares: fijad acuerdos nuevos, comunicaros, que el respeto y la escucha sean dos elementos fundamentales de la convivencia, negociad horarios, espacios compartidos y por separado…Para los que tengáis hijos pequeños, contagiaros de su alegría, entusiasmo, capacidad de disfrute y exprimid (a pesar del agotamiento) la posibilidad de poder estar con ellos tanto tiempo. Y, aprovecha para valorar lo sencillo, lo cotidiano,saborea el que no hay prisas, disfruta del presente, tómate tu tiempo para pensar, reordenar tus valores y replantearte qué es lo realmente importante. Es un escenario nuevo lleno de posibilidades de aprendizaje.
Y por último y no por ello menos importante: la responsabilidad la doy por hecho como un deber como ciudadanos/as, pero considero este momento como una ocasión para vivir en una sociedad donde reine en mayor abundancia la solidaridad. Pasemos de la omnipresencia del yo a la mirada hacia el otro. Podemos ocuparnos y mimar a tantas personas que viven solas y también y sobre todo, pienso que debe estar en la lista de nuestras prioridades cuidar a los más frágiles, a las personas que están en una situación de mayor vulnerabilidad ante esta pandemia. Ten presente en tus decisiones, cuánto pueden afectar a las personas que te rodean. Utiliza la tecnología para mantener contacto con tus seres queridos que no puedes visitar, compra para aquellos que ponen su vida en riesgo si salen a la calle a comprar, acompaña a los que sufren… crea lazos de ayuda. Hace poco más de un mes, teníamos una feria del voluntariado en la ETSII como expresión de esta búsqueda de poder sumar en nuestro día a día una actividad que llena, que reconforta, que ayuda y donde ambas partes ganan. La colaboración solidaria incide en nuestra salud mental: nos permite sentirnos útiles, practicamos cualidades como la empatía, el respeto y la generosidad, nutre tu autoestima y te hace sentir más feliz. Pon tu granito de arena estas semanas para convertir este mundo en un lugar mejor y más humano.
Espero que estas líneas y estas tres “S”s – serenidad, sentido y solidaridad– hayan podido servir de inspiración para cuidar vuestra salud emocional estas semanas y así prevenir y minimizar el impacto psicológico de las personas que conformamos esta Escuela y que pronto (porque ya queda menos) volveremos a cruzarnos por los pasillos de nuestro emblemático y querido edificio.
¡Mucho ánimo y recuerda: #yomequedoencasa!
Estoy a vuestra disposición para lo que podáis necesitar.
Un cordial saludo,
Berenguela Monforte
Unidad de Psicoterapia y Formación
gpsicologico@etsii.upm.es
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