Con cifras de contagios y fallecimientos en claro descenso, los hospitales descolgando por fin el cartel de aforo completo y con el inicio de la desescalada, me parece oportuno que esta semana gire nuestra reflexión alrededor del concepto de optimismo. Una vezmás, mi objetivo no es proporcionar recetas mágicas sino ayudaros a ampliar la mirada hacia esta actitud que sin duda es un elemento fundamental para nuestro bienestar.
Las circunstancias influyen, y mucho, pero menos de lo que esperamos; nuestras atribuciones tienen una relación más estrecha con los resultados de nuestros comportamientos. El optimismo es una actitud mental basada en la creencia de que tenemos la capacidad y la habilidad de hacer que las cosas vayan bien. La persona optimista es aquella que no se asusta ante las dificultades y que tiende a observar y comprender la realidad con una actitud positiva, pensando, sintiendo y esperando que el futuro le proporcione experiencias favorables y gratificantes.
Recuerdo cuando Martin Seligman, conocido por su trabajo en el campo de la psicología positiva y referencia en el estudio del optimismo, impartió una conferencia en la Faculta de Psicología cuando yo todavía era estudiante y explicó los tres elementos fundamentales que diferencian un optimista de un pesimista: la atribución de la responsabilidad (locus de control interno o externo), el nivel de alcance (la capacidad de generalización del logro) y la permanencia (la validez del hecho a largo plazo). Te animo a que te tomes unos minutos para pensar en estos tres puntos con relación a tu persona.
Al igual que en reflexiones anteriores, me gustaría destacar los grandes beneficios del optimismo consciente:
“Alimentados de pesimismo no vivimos la vida, la sufrimos”.
Miguel Delibes
Me gustaría introduciros un concepto que no sé cuánto de conocido es para vosotros/as: la indefensión aprendida. Hace referencia a la sensación subjetiva de no tener la capacidad de controlar las circunstancias que nos rodean, siendo inútil cualquier esfuerzo que realicemos. De esta manera, el simple hecho de pensar que tus actos no modificarán una situación concreta, te llevarán a evitarla o a no enfrentarte a la misma. Percibimos que los eventos ocurren como resultado del azar, el destino, la suerte o de decisiones de otro/as (lo que llamamos técnicamente locus de control externo).
Este desvalimiento adquirido provoca la pérdida de la capacidad de ver nuestras conductas de escape o afrontamiento como algo útil y eficaz. De esta forma, no asumimos responsabilidades y no luchamos, dejamos escapar oportunidades reales de cambio. Cuando aprendemos que nuestras acciones son inútiles nos tornamos pasivo/as. *
El sentido de impotencia lo aprendimos, pero se puede desaprender: piensa de qué eres capaz, reflexiona si desde que te dijiste “no puedo y nunca podré” las circunstancias han cambiado y tus recursos han aumentado. Nuestras posibilidades para influir enel curso de los acontecimientos son infinitas, pero para encontrarlas, necesitamos pararnos y mirar desde el parabrisas no con los retrovisores. Te ofrezco a continuación dos recursos: reaprender a pensar y el uso del humor, con nosotros y con la vida.
“Cuida de tus pensamientos porque (…) se convertirán en tu destino”
Mahatma Gandhi.
Me consta que es una idea que os he repetido en varias ocasiones. De nuevo os invito a revisar nuestras rutinas de pensamientos. Vivimos en la era de la melancolía: l a depresión es una de las enfermedades mentales más frecuente y se calcula que afecta a más de 300 millones de personas en el mundo (2,4 millones en España). El pesimismo es la versión suave de la depresión.
Una estrategia para incrementar la actitud consciente positiva consiste en crear una autoconversación constructiva. Aprende a reconocer tus pensamientos automáticos, aprende a hacer atribuciones nuevas, a poner en tela de juicio lo que pensamos. Busca evidencias que puedan concluir que tus pensamientos se ajustan a la realidad. Además, encuentra alternativas: existen muchas formas de contarnos un mismo acontecimiento. Sobre todo, analiza la utilidad de lo que piensas: en qué medida te ayuda a sentirte mejor y teacerca a la meta que quieres alcanzar. En definitiva, cambia lo te perjudica. Y por último, rescata dónde está lo aprovechable; recuerda que todo problema encierra un regalo disfrazado.
Haz “running mental” durante la desescalada: lo bueno es que no hay restricciones horarias para ello y además acceder a nuestros pensamientos es un recurso democrático, tenemos la posibilidad de hacerlo todo/as. El optimismo necesita de masa muscular de actividad mental positiva: es un buen momento para ejercitarla.
“La vida es una tragedia si se la contempla de cerca, pero una divertida comedia si se la ve desde un plano general de conjunto”
Charles Chaplin
Considero que en España contamos con un gran recurso muy saludable como es sentido del humor y la risa que va asociada aél. Desde la antigüedad se conoce en la cultura oriental los beneficios de la risa. En la Edad Media se institucionalizó el papel del bufón para tener una vida más agradable y además favorecer el proceso digestivo después de las comidas. Pensemos en la figura del payaso,cada vez más presente en los hospitales para ayudar en plantas pediátricas a sobrellevar mejor la enfermedad y los ingresos forzosos.
Me atrevería a decir que un porcentaje importante de los whatsapp que han ido circulando desde mediados de marzo han estado teñidos de este toque de humor y nos han ayudado, liberado y distraído en repetidas ocasiones. La risa pone en movimiento más de 300 músculos diferentes del cuerpo y genera cambios fisiológicos directos en los sistemas musculoesquelético, cardiovascular, inmunológico y neuroendocrino, los cuales se asocian a un efecto beneficioso en nuestra salud física y emocional.
El humor es una respuesta catártica y creativa que diluye las tensiones emocionales que hemos ido acumulando. Es el mejor antídoto contra la tendencia a dramatizar. Freud decía que las carcajadas permiten liberar al organismo de energía negativa: ayuda a desviar el foco doloroso y a mantener la calma, a bajar la presión arterial y a aumentar las endorfinas. Nos permite tener una mirada diferente sobre las situaciones estresantes y así reducir la angustia. Ríe más.
La vida causa los mismos contratiempos a todos, la diferencia radica en cómo afrontarlos. Frente al desaliento, la acción constructiva: recupera tu sensación de control, haz una limpieza de tu casa mental y cultiva el buen humor.
Ta animo a ser un optimista con una alta agudeza perceptiva de la realidad y que puedas convertirte en un imán de acontecimientos favorables y puedas así transformar tu y nuestro mundo.
¡Mucho ánimo y recuerda #OpTúMismo!
Berenguela Monforte Sáenz
Unidad de Psicoterapia yFormación
Escuela Técnica Superior de Ingenieros Industriales – UPM
* Existe un cuento de Jorge Bucay, terapeuta y escritor argentino, titulado El elefante encadenado que explica con claridad este término. Te animo a leerlo o escucharlo contado por él (https://www.youtube.com/watch?v=YA6DBPi2KLI).
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