En medio de una cultura que nos invita a mirar hacia fuera, rodeados de tanta “infoxicación”, donde la comparación con el éxito de otros es constante, donde somos más objetos que sujetos; una sociedad en la que lo urgente prima sobre lo importante, estamos acostumbrados a escaparnos de nosotros mismos de muchas maneras.
Ante la actual crisis generada por la llegada del Covid19 en nuestras vidas, aprovechemos nuestra desaparición de la vida pública para mirar hacia dentro. El desafío de esta semana es llevar a cabo este difícil y reflexivo proceso que necesita de tu esfuerzo y dedicación. Evitar este trabajo introspectivo es muy habitual porque viene cargado de curiosidad pero también dolor. El autoconocimiento es un principio básico de la regulación emocional además de ayudarnos a madurar y crecer.
Blaise Pascal, seguro que muy conocido para toda esta comunidad universitaria por sus grandes aportaciones a las matemáticas y la física, era además un gran filósofo y decía que “toda la infelicidad del hombre deriva de su incapacidad para estar a solas en su habitación”. Aprovechemos esta obligada e insólita parada de nuestra realidad para buscar estabilización emocional: y que mejor referencia que nos permita ir reorientándonos que adquirir una imagen más completa de nuestra identidad.
Mientras van pasando los días y vamos viendo los resultados de nuestro compromiso para combatir el virus, me gustaría darte a conocer los beneficios del autoconocimiento para el bienestar psicológico. Las personas que se conocen:
- saben lo que quieren en la vida, no sólo en sus grandes metas sino también en las cosas cotidianas de la vida.
- tienen una mayor capacidad para tomar decisiones autónomas, acordes a sus capacidades, valores, metas e intereses.
- saben gestionar mejor sus emociones, incluso en los momentos de mayor dificultad. Les resulta más sencillo mantener la calma y controlar sus impulsos.
- actúan de forma más proactiva y se hacen responsables de sus propias acciones.
- tienen mayor seguridad en ellas mismas.
- tienen una conceptualización más positiva de ellas mismas (una mayor autoestima).
- definen y tienen en cuenta sus fortalezas y recursos personales.
- les resulta más sencillo aceptar los aspectos que les gustan y así tratan de cambiarlos si lo desean.
- son más conscientes de sus necesidades y de respetarlas.
- aprenden de los errores.
- reciben mejor las críticas.
- disfrutan de relaciones más saludables: disminuye el deseo de querer complacer a los demás, ven acrecentada su autonomía emocional y disponen de una mayor capacidad para poner límites a los demás. Crean relaciones más auténticas.
- se plantean metas más realistas.
- se planifican de una forma más adecuada.
- presentan un mayor rendimiento.
- en definitiva, disfrutan de un mayor equilibrio psíquico y su nivel de satisfacción con la vida es más alto.
Conocernos lleva su tiempo y no siempre lo vivimos como una experiencia agradable: descubrimos aspectos que nos avergüenzan, entramos en contacto con nuestras limitaciones, encontramos ideas incoherentes y contradictorias, … por ello, evitar la reflexión es algo habitual. La autorreflexión favorece que nos hagamos preguntas desafiantes que nos permiten cuestionar nuestras propias creencias.Con aceptación, autocompasión y humildad – habilidades esenciales del autoconocimiento – te propongo los siguientes ejercicios para que vayas pudiendo perfilar la esencia de tu persona:
- Escribe un diario emocional: dedica 10min al día (preferiblemente no el rato previo a acostarte) a pensar qué has hecho durante el día y cómo te has sentido. Aprovecha para adentrarte en tus pensamientos privados, tus emociones no expresadas y secretos que nadie sabe.
- Reflexiona sobre tus virtudes y defectos: hay gente que nunca lo han pensado y les sorprende que les pregunten acerca de ello en un proceso de selección hasta tal punto que se quedan en blanco al describirse. Busca por internet listados de características personales, adjetivos que pueden describirte. Todos tenemos fortalezas, averigua cuáles son las tuyas e identifica tus puntos a mejorar.
- Anota tus pasiones: qué te gusta hacer, qué te emociona, qué te llena, qué te hace sentir feliz, qué momentos/decisiones/acciones son valiosas para ti.
- Cuáles son tus valores principales: nos sirven de guía para saber cómo conducirnos para vivir armónicamente con nosotros/as y en comunidad. Considera cuáles son y cómo los ordenarías.
- Piensa acerca de tus expectativas: quién deseas llegar a ser y piensa cómo puedes lograrlo; de este modo conectarás también con tus recursos personales.
- Dibuja la línea de la vida: crea una línea horizontal que represente tu vida. Marca un punto medio que representa el momento presente; a la izquierda marca momentos importantes de tu pasado que te hayan dejado huella y a la derecha anota lo que desearías para tu futuro, señalando tus objetivos a lograr a corto, medio y largo plazo.
- Valoremos el nivel de satisfacción en nuestra vida: la rueda de la vida es una herramienta muy utilizada en coaching que consiste en dibujar un círculo grande y dividirlo en tantas porciones como parcelas de tu vida quieras poner. Asigna un número del 0 al 10 dependiendo de tu nivel de satisfacción con esa área de tu vida. El 0 (nada satisfecho/a) estaría en el centro del círculo y el 10 (muy satisfecho/a) lo ubicaríamos en la parte externa. Una vez que hayas anotado la puntuación en cada una de las áreas, hay que unirlas con una línea y el resultado será una especie de círculo; te permitirá rápidamente visualizar cómo rueda tu vida.
- Pide a alguien que haga una descripción de ti para ver qué imagen proyectamos: si pueden ser más de una persona mejor y de ámbitos distintos, mejor aún. Contrasta la información con lo que has descubierto por tus propios ojos de ti mismo/a.
Estas son sólo algunas propuestas de las muchas que existen y que pueden ayudarte a observarte, definirte, quererte y aceptarte.
Confío que sientas que vale la pena el esfuerzo de detenernos a reflexionar acerca de quiénes somos. Te animo a conocerte de una forma sincera y realista. El autoconocimiento es nuestra mayor inmunidad ante las adversidades y nos permite caminar hacia un estado de mayor bienestar. Y como decía Hannah Arendt, “toda crisis o impacto profundo, nos obliga a volver a las preguntas”.
¡Mucho ánimo y recuerda #YYoQuiénSoy!
Berenguela Monforte Sáenz
Unidad de Psicoterapia y Formación
Escuela Técnica Superior de Ingenieros Industriales – UPM