Estudio realizado en colaboración entre la Unidad de Psicología Preventiva de la Universidad Complutense de Madrid y la Delegación del Gobierno para la Violencia de Género del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, y con la participación de la Universidad Politécnica de Madrid.
El reconocimiento del papel crucial que la Universidad puede y debe desempeñar en la construcción de la igualdad y la prevención de violencia de género es hoy generalizado en nuestra sociedad, que suele destacar la necesidad del cambio generacional desde la educación y la formación especializada como dos herramientas fundamentales para conseguirlo. Pero llevar a la práctica este principio es más difícil de lo que suele suponerse. No basta con que la Universidad no sea sexista, sino que exige contrarrestar influencias que proceden del resto de la sociedad, erradicando un modelo ancestral de relación, que tiende a reproducirse de una generación a la siguiente a través de mecanismos fuertemente arraigados.
Entre las conclusiones del estudio podemos destacar:
- Los hombres que están acabando su carrera universitaria rechazan el sexismo y, sobre todo la violencia de género, de forma muy mayoritaria.
- La formación universitaria proporciona un contexto privilegiado, una condición de protección, para sustituir dicha mentalidad por los valores democráticos de igualdad.
- Aunque la inmensa mayoría de la juventud universitaria se identifica con dichos valores no siempre los lleva a la práctica.
- El maltrato que los hombres afirman haber ejercido. correlaciona con tres características emocionales: la frecuencia con la que sienten vergüenza, una menor autoestima y una mayor percepción de control, que podrían estar relacionadas con la utilización de la violencia de género para obtener el poder que difícilmente obtienen de otra forma.
- Como propone la juventud universitaria, es importante que los medios de comunicación superen la tendencia a informar solo, o sobre todo, de los casos que acaban con la muerte de la víctima, presentando también información y ayudando a la toma de conciencia, sobre la inmensa mayoría de los casos en los que las víctimas logran salir de la violencia, cómo lo consiguen, la disponibilidad de recursos eficaces y las sanciones al maltratador.
- La construcción de un mundo más justo y la erradicación de la violencia de género también son tareas de las personas que se están formando en ciencias experimentales y en enseñanzas técnicas, puesto que con su actividad profesional van a diseñar o proyectar los servicios y utilidades que utilizarán las mujeres y los hombres.
- La universidad ha empezado a desarrollar el importante papel que debe desempeñar para erradicar la violencia de género, ayudando a que la sociedad llegue a ser lo que quiere ser. Para avanzar en este papel debe asumir su papel más difícil, de vanguardia en la construcción de un mundo mejor, basado en el respeto mutuo, como expresión cotidiana del respeto a los derechos humanos con los que nuestra sociedad se identifica como modelo general de convivencia.
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