Actualmente parece ya demostrado que el efecto invernadero es un problema que afectará a todos los países del mundo por lo que contribuir a reducir sus consecuencias es cada vez más acuciante. Debemos aceptar que, aunque el dióxido de carbono (CO2) no es un gas tóxico ni contaminante para las ciudades y regiones, su emisión tiene efectos transfronterizos ligados al calentamiento global de la atmósfera, de consecuencias difícilmente previsibles. El 7% de las emisiones de CO2 en el mundo provienen de Europa, mientras que EE.UU. y China suman el 45% de las mismas. De las que emite Europa, el 11,5% son vehículos industriales, incluyendo autobuses, y un 16 % los turismos. Autores: Jesús Casanova Kindelán y Almudena García Jiménez. Departamento de Ingeniería Energética UPM. |